PROPAGANDA COMUNISTA EN EL LICEO ZORRILLA

Cuando los vivos se hacen los bobos

"Según informó “Búsqueda” en su edición de ayer, el viernes 27 de setiembre, a partir de la hora 12, en la biblioteca del Liceo N° 4 (el viejo liceo “Zorrilla”, apocopando “Juan Zorrilla de San Martín”) tuvo lugar una charla organizada por la gremial estudiantil del liceo en el marco —se explicó— de las actividades por “el mes de la diversidad”, contando con la autorización del director del instituto, profesor Enrique Tomasi. La actividad, por contar con la aquiescencia de la dirección, si bien no era obligatoria, permitía faltar a las materias que se dictaran en el mismo horario sin que se computara la falta. Los docentes de esas materias no se enteraron y vieron cómo sus respectivos salones se vaciaron de alumnos. El tema de la charla fue ampliamente difundido por volantes distribuidos por la asociación estudiantil: “No a la baja de la imputabilidad y Ley de Medios”. ¿Y el expositor? Nada menos que Gabriel Mazzarovich, actual director responsable de “El Popular”, órgano oficial del Partido Comunista de Uruguay (PCU), y él mismo —pese a tener menos de 50 años— ya un viejo comunista: “Nadie nace comunista, pero en mi caso sí. Mis dos abuelos y abuelas eran comunistas, mi padre y mi madre eran comunistas, todos mis tíos eran comunistas, yo salí comunista y mis nueve primos fueron comunistas, entonces vengo de una familia de tradición comunista claramente. De chiquito iba a los actos y fue natural hacerse comunista”, señaló a mediados de 2011 al diario salteño “El Pueblo”. No es un secreto para nadie que Gabriel Mazzarovich está en contra de la baja de la imputabilidad penal y a favor del proyecto de Ley de Medios Audiovisuales. Pese a la volanteada, el director Tomasi ignoraba que se trataba de un acto militante en contra de la rebaja de la imputabilidad que será plebiscitada el año que viene: “No los vi los volantes. Realmente no los vi. No me fueron entregados, tampoco los pedí”, se excusó. En segundo lugar, que si hubiera estado debidamente informado, también hubiera consentido la actividad: “Considero que son todos temas de debate y no entiendo por qué no se puede”, señaló Tomasi, omitiendo que si algo faltó en la actividad fue precisamente el debate. Y en tercer lugar, que él, como director, no ejerce lo que calificó de “censura previa”, o sea, analizar qué actividad le propone la gremial estudiantil y, a partir de ese análisis elemental, decidir si la autoriza o no. O sea, el profesor se lava las manos, da un paso al costado y después ve. Linda y cómoda forma de ejercer su responsabilidad institucional (y docente). Al respecto, me pregunto si su actitud de prescindencia cómplice se debe a que, en el pasado, fue acusado de exactamente lo contrario: ser un represor. Efectivamente, en 2004 tanto la gremial estudiantil como la docente acusaron al director Tomasi de “persecución antisindical” y “asumir un rol patronal-gerencial”. Tal vez al profesor se le fueron las ganas de verse así retratado (y escrachado). Si así fuera, me pregunto cuán idóneo es para semejante cargo quien puede ser chantajeado de ese modo. Y el otro gran “inadvertido” es el representante gremial en el Consejo de Secundaria, el inefable Daniel Guasco, aquel que propuso realizar pruebas regionales en lugar del PISA para no salir tan mal parados y cerrar todos los liceos por un año, entre otras genialidades. El profesor Guasco dijo a “Búsqueda” que no se violó la laicidad porque “esto no es un planteo político partidario”. Y en cuanto a la falta de pluralismo en la actividad, se limitó a expresar: “Que pidan otros para hablar”. Violaciones flagrantes a la laicidad no es la primera vez que ocurren, por cierto. Pero da la impresión que ahora, con el Frente Amplio en el gobierno, hay un mayor sentido de impunidad porque se cuenta con protección oficial. Así, con todo desparpajo, la directora del liceo de Nueva Helvecia, en octubre de 2006, y para celebrar “la semana del patrimonio” (tan oportuno como “el mes de la diversidad”), no tuvo mejor idea que convocar al diputado Homero Viera, del MPP, para que contara su versión del asalto tupamaro al Club de Tiro Suizo en 1963. Tanto para la directora Ana Falero como para el legislador del MPP, no había en ello nada extraño y anormal. Con igual sangre fría, en octubre de 2010, el “Consejo de Participación” (instancia creada por la Ley de Educación) del liceo de Minas votó rendir un homenaje al fallecido tupamaro Ricardo Zabalza (muerto en la toma de Pando, en 1969) colocando una placa en la fachada del instituto educativo. O la canchereada del Instituto Nacional de la Juventud, que milita en contra de la baja de la imputabilidad organizando maratones (“Ser joven no es delito. Vos y miles de jóvenes corriendo. No escapando”), o sea, organizando militancia con recursos que pagamos todos, al mejor estilo peronista. O la eterna confusión de los jerarcas frenteamplistas entre los roles institucionales y los partidarios. Desde los Presidentes de la República hasta el presidente de ANCAP. Entonces uno se siente tentado a preguntarse si ellos piensan que somos todo una manga de estúpidos o si, en cambio no se dan cuenta —porque su forma de percibir e interpretar la realidad se lo impide— de que todas esas acciones no corresponden en un orden jurídico republicano, democrático y liberal. Más que sorprendernos debemos estar atentos. Hechos de esta naturaleza seguirán ocurriendo porque, como aquel alacrán de la fábula, no pueden con su condición.(de "Correo de los Viernes) ¡FUERA EL COMUNISMO TOTALITARIO DEL GOBIERNO Y LOS SINDICATOS URUGUAYOS!